Con gratitud y alegría en el corazón, anunciamos que hemos concluido nuestro recorrido por Belén, la primera gran etapa de la Ruta 2031 + 2033 que la Red Juvenil de nuestra Arquidiócesis vivió durante todo este año 2025.
Belén no fue solo un lugar simbólico:
ha sido escuela, casa, refugio, pregunta, y también respuesta.
Descubrimos la ternura de un Dios que elige lo pequeño, que habla en silencio, que se revela en lo sencillo y que nos invita a cuidar lo que está por nacer.
Hoy, después de nuestra última Oratio (15/nov), llega el momento de volver a nuestras comunidades, a nuestros grupos, a nuestras familias, llevando en el corazón lo que aprendimos caminando juntos. En este retorno se abre paso un tiempo especial: el Adviento.
Adviento es volver a empezar, tomar aire y preparar el corazón para que Dios encuentre espacio.
Por eso, como jóvenes de la Iglesia, queremos asumir con alegría la invitación de este tiempo:
convertirnos en un pesebre vivo, abrir nuestras vidas para que Cristo pueda nacer en medio de nuestras realidades, de nuestras luchas, de nuestros sueños.
Que cada comunidad pueda ser también Belén:
lugar donde Dios baja, habita y transforma.
Agradecemos a todos los que se sumaron en este caminar: a los equipos parroquiales, a las comunidades que nos acogieron, a los sacerdotes, consagradas y consagrados, y por supuesto a cada joven que, con su presencia, esfuerzo y creatividad, mantuvo vivo el espíritu de esta Ruta.
✨ Y esto no termina aquí.
Muy pronto presentaremos el Calendario 2026, con el que daremos inicio a una nueva etapa del camino:
Nazareth, la casa del silencio, del trabajo, de la familia, del crecimiento cotidiano.
Que este Adviento nos encuentre despiertos, disponibles y con el corazón abierto.
¡Nazareth nos espera!
